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Veneno de abejas para nuestra artritis

Complementan este texto los siguientes:
- "Apitoxina - Veneno de abeja", capítulo del libro del doctor Julio César Díaz.
- En euskara, síntesis de cómo usó el veneno de abeja el renombrado apicultor y apiterapeuta norteamericano Charles Mraz: "Charles Mraz-ek nora erabiltzen zuen erleen pozoia".

El veneno de abejas se ha usado desde la antigüedad como remedio. Pero durante el siglo pasado ha pasado de ser patrimonio de la medicina popular a entrar dentro de la gran medicina. Es cierto que entre nosotros se usan más la miel, el polen, el própolis y la jalea real, pero también la apitoxina ha recorrido un largo camino dentro de la medicina.

Yo tuve la suerte de conocer a dos médicos apiterapeutas argentinos por medio de mi amigo y gran experto en abejas Luis Mari Intza. Uno de esos médicos es el doctor Julio César Díaz, autor del libro "Apiterapia Hoy" y su versión en lengua vasca "Erlea gure sendagile"; impartió varias conferencias en Gipuzkoa en otoño del 2006. El otro es el doctor Hugo Aguirre, a quien pudimos escuchar en varias conferencias en Gipuzkoa durante el verano del 2005. Julio César Díaz explica muy bien la composición, modo de actuar y el uso de la apitoxina en el el capítulo correspondiente de su libro, del cual hemos extraído algunas páginas que se pueden leer aquí: "Apitoxina".

Podemos decir además que los apiterapeutas utilizan de diversos modos el veneno de abejas. Algunos lo aplican colocando directamente las abejas sobre la piel para que estas claven su aguijón, y otros sin embargo usan apitoxina elaborada en inyecciones. La apitoxina elaborada inyectable es indolora, porque se le han extraído las fracciones que provocan esa quemazón. Por otra parte, hay quienes practican la modalidad de la Apipuntura, inyectando la apitoxina en los puntos de acupuntura; pero esta práctica exige que el profesional sea especialista en acupuntura -además de apiterapia- y conozca la medicina china o japonesa, y seguramente por ello esa modalidad no está tan extendida.

¿Qué usar, aguijonazos de abejas vivas o apitoxina elaborada? Muchos médicos apiterapeutas y sus pacientes prefieren la apitoxina elaborada. Para comenzar, no duele. Además, en una inyección van las dosis de varias o muchas abejas, de modo que son necesarias menos inyecciones y menos visitas al médico. Por contra, tampoco faltan razones para trabajar con las abejas vivas. Es un "producto" más barato, más natural y ofrece al paciente la posibilidad de autogestionarse la terapia: tras hacerse una prueba de la alergia y un plan general con apiterapeuta, uno mismo se arregla o bien llegando a un acuerdo con un apicultor que le proporcione las abejas o, mejor aún, uno mismo se hace apicultor.

¿Cuántos aguijonazos? También en esto hay estilos y "escuelas", o el paciente según el momento de su vida puede preferir funcionar de una u otra manera. Algunos apiterapeutas aconsejan unas pocas abejas, por ejemplo 6-8 tres veces por semana, colocadas en los lugares doloridos, eso sí, un tratamiento siempre a largo plazo. Este sistema se adecua bien para problemas muy localizados, pero los resultados tardan más en llegar, a la vez que es más llevadero para el paciente. Otros muchos apiterapeutas practican la vía de los médicos clásicos: tras comenzar con unos pocos aguijones, multiplican las picaduras y en un par de semanas entran en una dinámica de 15-20 aguijonazos, o más, tres veces por semana. Y es que el objetivo de los clásicos es el siguiente: saturar el organismo de veneno de abeja y que el paciente sufra una reacción inmunológica, para disminuir entonces las picadas y a continuación volver a las cantidades anteriores para conseguir otra reacción inmunitaria, repitiendo este ciclo cuantas veces haga falta. La reacción del sistema inmunitario suele ser fuerte, y entonces la enfermedad muestra su rostro más agresivo. Pero los clásicos plantean que esa es la úna forma de controlar la enfermedad.

Hablando de mi caso, en mi primer intento -otoño del 2002- comencé colocándome pocas abejas para subir su número rápidamente: de los 2 aguijonazos iniciales pasé rápido hasta los 16, aunque el objetivo era llegar a una cantidad más grande. Debido a que el veneno permanece dentro del organismo durante bastantes días, al cabo de un mes el cuerpo acumula mucha apitoxina y en un momento dado se produce una fuerte reacción. Los apiterapeutas afirman que buscan precisamente esa reacción, y parece lógico, siendo como es la Espondilitis el resultado de un transtorno inmunológico. También otras terapias buscan provocar una fuerte reacción de ese tipo, y no queda otro remedio que pasar por ella, si es que se desea cortar el proceso inflamatorio. Pero es un duro trance para el enfermo. En mi caso, me ví obligado a cortar el intento.

En la segunda ocasión -iniciada en el otoño del 2005- en un principio practiqué una fórmula más moderada, a recomendación del doctor Hugo Aguirre: 6-7 aguijonazos 2 veces por semana. A decir verdad, también mi estado general es distinto del que tenía en 2002: parto de tener la inflamación bajo control por la dieta sin almidón y el própolis. En esta ocasión mi objetivo al usar veneno no es el detener el ataque de la espondilitis, sino que busco mejoras a largo plazo.

A partir de diciembre del 2005 me coloqué las abejas de esta manera: una en cada rodilla y tobillo, otras dos cerca de la columna vertebral, a veces en las suprarrenales y otra veces en las sacroilíacas, más algún aguijonazo de propina, casi siempre una segunda en la rodilla que tengo peor. Más tarde, durante varios meses volví al sistema "más drástico", colocándome 16-18 abejas tres veces por semana, solo que a partir de entonces no volví a sentir aquellos empeoramientos que en el primer intento había experimentado. Es verdad, también, que con la experiencia se pierde miedo a las abejas, y que el hecho de tener la terapia bajo control facilita mucho las cosas.

Quien haya probado tomar un aguijoazo de abeja -sin asustarse y de forma controlada- sabe que produce una quemazón que dura como medio minuto, luego provoca un pequeño bulto que durará cerca de un día y que a ratos le producirá un ligero picor; pero se puede sobrellevar. Aun así, nos hemos dado cuenta de que: el veneno de abeja provoca una reacción especial o mayor en los puntos que uno pueda tener con restos de inflamación o secuelas de tipo artrósico. En mi caso personal, esto ocurre de modo llamativo en una rodilla: el proceso inflamatorio de muchos años ha deteriorado de forma muy notoria una de las rodillas (deterioro del cartílago, formación de fibrosis, etc.) y es esa rodilla la que los aguijonazos de abeja hacen hincharse de modo llamativo para un par de días, sobre todo si la abeja pica justo en la zona más "averiada" de la rodilla. Sin embargo, a partir de ser objeto de los aguijonazos, esa rodilla ha ido mejorando de forma notable su aspecto, ya no genera más acumulación de líquido y da la impresión que las fibrosis que parecían insolubles las está drenando el propio organismo.

En marzo del 2006 escribí en este apartado: "Es por eso que digo que planteo el veneno de abejas como inversión a largo plazo. Deseo ver hasta qué punto en un plazo de dos o tres años pueden mejorar las secuelas -artrosis, calcificaciones de los tendones y fusiones óseas- que hasta ahora me ha dejado la espondilitis. Hasta hace poco estaba yo resignado a que esas secuelas fueran irreversibles, que lo ya "jodido" quedaba mal para toda la vida; pero las sensaciones de estos meses han hecho renacer en mí nuevas esperanzas. Por otro lado, dicen los apiterapeutas que la apitoxina -del mismo modo que el própolis- ayuda a que el sistema inmunológico se autorregule, y quiero ver si es verdad". Actualizo este apartado en febrero del 2008, y afirmo que continúo poniéndome 6-8 abejas 3 veces por semana, dos en la rodilla más dañada, una en las cervicales y el resto en la columna. Y seguiré con esta fórmula.

Para trabajar con veneno de abeja, en mi opinión, se requiere la ayuda de un apiterapeuta al inicio: hacerse la prueba de la alergia, poner en marcha un plan general, hacer un seguimiento, etc. Pero más tarde, y sobre todo si se ha logrado cortar el brote inflamatorio de la espondilitis, uno mismo se puede manejar muy bien sólo, con la ayuda de algún familiar o amigo. Al menos en el Pais Vasco encontramos sin problemas a quien nos proporcione unas cuantas abejas cada semana, porque los abejeros o apicultores son gente muy solidaria y sabia. Con el tiempo, el siguiente paso puede ser el que el espondilítico pase a ser -sólo o con algún socio- pequeño apicultor. He ahí otro regalo que nos ofrece la espondilitis.

Experiencias de los una cuadrilla de crónicos (abril de 2008)

Un pequeño grupo de enfermos crónicos (hasta ahora varios afectados de Espondilitis y uno de Parkinson) de Gipuzkoa usamos el veneno de abeja y mantenemos una fluida comunicación entre nosotros. Sé que hay más que usan veneno o apitoxina, pero yo puedo hablar de los que conozco de cerca. Resumo lo que nos ha dado el veneno durante estos meses o años, "camuflando" los nombres auténticos.

A "Martin". Espondilitico. Hombre de 41 años, padre de dos niños pequeños. Hasta verano del 2007 no hacía Dieta Sin Almidón y se manejaba bien con 50 mg de Indometacina y Salazopirina, haciendo vida normal. Hace unos años había probado el veneno de abeja (más polen y própolis) por indicación de un famoso apiterapeuta de Madrid. Después lo había dejado, pero volvió a la apitoxina tras conocer al doctor Julio César Díaz. Durante la primavera del 2007 notó que las picaduras de abeja, incluso una sóla, le producían una reacción algo parecida a la alergia, aunque por su historial era evidente que no era alérgico. El doctor Bodog F. Beck en su clásico "The Bible of Bee Venom Therapy" explica casos parecidos a este, y afirma que ocurren cuando esta persona padece un transtorno inmunitario grave, o por haberle picado la abeja a una persona saludable en un momento de gran debilidad (después de una cominola, o a una mujer cuando está embarazado o con la regla, en un caso de gran estrés, etc). Precisamente "Martin" comentó que estaba pasando por una fase de gran estrés, y sufría de grandes dolores en una de sus muñecas. En setiembre del 2007 le operaron la muñeca y desde entonces le han aumentado los dolores, que no logra controlar, aunque está sometido a un programa agresivo de Indometacina 150 mg, cortisona 10 mg... Tras la operación comenzó con la Dieta Sin Almidón de modo estricto, más própolis de abeja, y desde principios de 2008 se aplica 6-8 abejas cada dos días (demostrándose que el análisis del clásico doctor Beg eran correctos también en este caso, que el malestar que en primavera le producía un simple aguijonazo estaba dando aviso de un empeoramiento generalizado), pero con todo ello no ha logrado controlar su estado. Le van a volver a operar para extraerle las piezas de titano que le insertaron en la muñeca, con la esperanza de que sean estas las que le estén provocando este ataque inmunológico generalizado. Este es el caso que peor ha evolucionado del grupo.

B "Fidel". Espondilitico. Un hombre jóven de 40 años, con un trabajo muy duro en su comercio. También padre con niños pequeños. Sí hace Dieta Sin Almidón desde hace un par de años, que complementa con própolis y polen. Toma 75 mg de Inacid y con eso lleva una vida casi normal, trabajando muchas horas. Padece de grandes dolores en algunas épocas pero no tiene fusiones en sus articulaciones. Comenzó a ponerse picaduras de abejas en primavera del 2007, 8-10 abejas 5 veces por semana. Afirma que ha notado una mejoría, que ha reducido la medicción, que se queda bloqueado muchas menos veces que antes, y que sufre menos crisis y más llevaderas. Se arregla él solo para ponerse la abejas, que coloca en los sitios que más dolor le producen, incluso en el esternón. Continúa poniéndose abejas, y afirma que seguirá haciéndolo.

C "Joan". Espondilitico. Hombre de 45 años. No hace Dieta Sin Almidón. No trabaja, tiene concedida la incapacidad en el grado de "Absoluta". Padece una espondilitis muy avanzada y severa, muchas fusiones entre las vértebras, caderas muy deterioradas, piedras en los riñones, etc. Desde hace tiempo se arregla tomando 100 mg de Indometacina. En 2005 comenzó a tomar própolis y al cabo de un tiempo reportó que le había hecho desaparecer casi por completo los puntos de psoriasis que padecía. Tamién toma pólen. Comenzó a tomar aguijonazos de abeja en febrero de 2007. Tres veces por semana otro espondilítico le coloca 18-20 abejas. "Joan" ha referido estas mejorías logradas en este tiempo: la rodilla que antes se le inflamaba (usaba rodillera a causa de ello) ya no se le hincha y tiene un mejor movimiento, ha mejorado el paso, ya no le duele una de las caderas a cada paso, ha mejorado algo los movimientos de los estiramientos, los amigos le dicen que ha mejorado su aspecto (inclusive un mejor color del rostro) y sube mejor las cuestas. Continuará con las abejas al menos otro año más.

D "Iñaki". Parkinson. Padece Parkinson desde hace 10 años. No trabaja, por incapacidad en grado de "Absoluta". Comenzó a picarse con abejas en primavera del 2006, tras hablar con el doctor Julio César Díaz. También toma pólen. En el caso del Parkinson, los apiterapeutas subrayan entre otras ventajas esta dos: el veneno de abeja tiene Dopamina (que es a su vez el medicamento que se indican para el Parkinson) y por otro lado al mejorar el riego sanguíneo mejora el funcionamiento del cerebro. Durante estos casi dos años "Iñaki" ha logrado mantenerse en el mismo nivel de medicación, sin necesidad de aumentarlo, si eso indica que la enfermedad no ha ido a más, y dentro de ese estado ha reportado estas mejoras: ya no se le bloquea como antes una de sus piernas al caminar, le ha desaparecido el dolor y la hinchazón de una de sus rodillas, mejoría del estado anímico (incluído un mejor humor), mayor seguridad a la hora de salir a la calle solo... Ha conseguido una mayor autonomía personal, ha vuelto a utilizar el transporte público y a viajar a la capital, etc. Continuará poniéndose aguijone de abeja.

F "Jon". Espondilitico. Hombre de 50 años, diagnosticado en 1987, en incapacidad desde hace mucho tiempo, con una Espondilítis complicada con otras dolencias. Múltiples fusiones en la columna, deformaciones en los dedos, y sufriendo dolores a comienzos del 2008. Este hombre tuvo la suerte de conocer en persona al doctor Jean Seignalet, y desde entonces ha seguido su dieta. Es sabido que la Dieta de Seignalet es genérica para muchas dolencias, y la experiencia de muchos espondilíticos enseña que para nuestra dolencia hace falta eliminar el almidón de modo más estricto del que se consigue con las pautas de Seignalet. A comienzos del 2008 "Jon" comía arroz casi a diario, más algunos otros almidones. En esa fecha restringió su dieta y comenzó poniéndose 2-4 abejas 3 veces por semana, y enseguida vió los resultados: antes de tres semanas había mejorado el sueño, ya no se despertaba completamente empapado de sudor, ha mejorado el estado de sus rodillas... Tras pasar seis semanas, se colocaba 6 abejas en sus rodillas 3 veces por semana y ya no se le hinchaban, aunque caminaba más tiempo que antes, y observó que también mejoró el estado de sus tobillos. El caso de "Jon" tiene un interés especial para mí: no toma antiinflamatorios a no ser Paracetamol y Aspirina (esta última la ha dejado a las ocho semanas de ponerse abejas), no usa ninguna otra medicina, sólo eso y própolis y polen de abeja, y es por ello que de entre nosotros es el caso que más se parece a los que trataban Bodog F. Beck y los médicos apiterapeutas clásicos, que atendían a pacientes no aliviados con antiinflamatorios o corticoides.

G "Yo mismo", espondilitico. Lo experimentado por mí lo cuento más arriba.

H Hay más espondilíticos que usan veneno de abeja, según me han contado por correo. Pero no conozco tan de cerca sus resultados, tampoco yo voy siguiendo cada caso de los que me escriben. Si alguien me cuenta su experiencia, no tendré inconveniente en publicarla aquí.

Quien quiera usar el veneno de abeja, además de los textos de Julio César Días referenciados más arriba, en inglés tiene dos libros verdaderamente interesantes:
- "Health and the Honeybee". Escrito por Charles Mraz (fallecido en 1992an). No era médico sino apicultor, pero aprendió y se entrenó con los mejores médicos apiterapeutas de los Estados Unidos, y durante muchos años trató a multitud de artríticos que acudieron a el. Hombre muy práctico, en los EEUU se le considera un icono de la Apiterapia, y las jornadas anuales que organiza la Sociedad Americana de Apiterapia llevan su nombre. Escribió este libro siendo ya anciano (murió con 94 años). Hay una traducción traducción al vasco del capítulo dedicado a cómo usar el veneno de abejas en los artríticos: "Charles Mraz-ek nora erabiltzen zuen erleen pozoia" ("Cómo usaba el veneno de abejas Charles Mraz").

- "The Bible of Bee Venom Therapy". El doctor húngaro Bodog F.Beck marchó a los Estados Unidos después de la I. Guerra Mundial, y allí practicó la Apiterapia hasta su muerte en 1942. Conoció a los grandes apiterapeutas de fines del XIX y comienzos del XX, y recopilando lo que había aprendido y practicado publicó este libro, que lleva el siguiente subtítulo: "Bee Venom, its nature, and its effect on arthritic and rheumatoid conditions". Reimpreso en 1997, se puede conseguir por Internet.

GORA ITZULI