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Plan de combate para artríticos listos ESTÁS EN GUERRA, amigo, si es que te han diagnosticado una Espondilitis Anquilosante. Te va a tocar sufrir en esta guerra, pero también aprenderás mucho en ella, y cambiarás, madurarás. Debe ser muy difícil vencer totalmente a este enemigo, pero si haces las cosas bien (y con un poco de suerte) lograrás que el enemigo no te venza a tí. Te propongo algunas de las claves que te permitirán -en mi opinión- hacer bien las cosas: 1.- Convéncete de que estás en guerra para toda la vida. Cuanto antes te convenzas de ello, antes podrás hacer frente -y mejor- a la Espondilitis. Va a ser una lucha dura, y por tanto debes desde ahora mismo integrar en tu vida a la enfermedad y dedicarle un tiempo. El tiempo que necesitas invertir contra la Espondilitis (ejercicios físicos, búsqueda de información, seguimiento médico, etc) no lo debes cambiar por nada del mundo: esta lucha es una prioridad en tu vida. Si no nos tomamos el tiempo necesario cuando aún estamos a tiempo, querremos recuperarlo más tarde, y tal vez entonces sea demasiado tarde para nosotros. 2.- Es tu gerra. Contarás con la ayuda de otros, pero serás tú el que deba enfrentarse a la Espondilitis en cada uno de los 60 minutos de las 24 horas de todos los días de tu vida. La Espondilitis es una guerra para "gente de élite": no es algo de lo que podamos vanagloriarnos, pero nos ha tocado una enfermedad seria y complicada, y contra ella debemos ser luchadores de élite. Nos jugamos mucho en esta guerra como para confiar a ciegas nuestro porvenir en manos de otros. 3.- No ocultes el problema, háblalo. Tus problemas en gran medida también tendrán sus consecuencias para tus familiares (padres, marido o esposa, hijos..) y tus amigos más próximos. Habla con ellos abiertamente sobre nuestra en fermedad, sobre tus sensaciones, etc. Ellos deberán aceptar tus problemas, y también el hecho de que el arreglar o aliviar estos problemas exige de nosotros tiempo y dinero. Al ser la nuestra una enfermedad crónica, en algunos momentos puedes caer en la tristeza, perder la motivación, resignarte... Esta es otra razón más para que las personas que nos rodean conozcan nuestros problemas, porque nos pueden ayudar mucho en esos momentos de hundimiento. 4.- Tú eres el general en esta guerra. Habrá muchas personas que querrán ayudarte (tus padres, tu cónyuge, los amigos) y seguro que a lo largo de los años acudirás a otras muchas personas buscando ayuda (médicos, curanderos, terapeutas...). Pero métete en tu cabeza que niguna de esas personas puede ser tu general en esta guerra. A más tiempo que dejes la gestión de tu enfermedad en manos de otros, más fuerza tomará el enemigo. Cuanto antes te convenzas de que tú mismo (con todas tus limitaciones, pero tú) eres tu general, combatirás mejor y con más eficacia a nuestro enemigo. 5.- Asegúrate de quién es el enemigo. Un diagnóstico erróneo hace perder un tiempo precioso, y la pérdida de tiempo multiplica las secuelas de la enfermedad. Si acaban de diagnosticarte la Espondilitis, es muy importante conseguir un segundo diagnostico, para tener la completa seguridad. Este segundo diagnóstico te lo deben hacer un equipo y hospital diferentes. Te costará un dinero, pero será una de las mejores inversiones de tu vida. 6.-
Los principales frentes de esta guerra son: 7.- No dejes que ningún oficial sea tu general; por contra, consigue el mejor rendimiento de cada oficial. Un oficial es un oficial, no es general. Muchos profesionales-especialistas expertos en un solo frente tienden a comportarse como si cada uno de ellos fuera el general en jefe. El médico que entiende de drogas para aliviar el dolor puede hablarte como si la única batalla fuera la suya. Un buen fisioterapeuta puede saber muy poco sobre los medicamentos o sobre nuestra enfermedad en general. Un naturópata especializado en suplementos puede saber muy poco sobre terapias físicas y es probable que desconozca muchas informaciones que existen hoy sobre nuestra enfermedad. Seguro que te has dado cuenta de que muchos de esos profesionales no aceptan discusión alguna, se "mosquean" si preguntamos demasiado, se enfadan si se cuestiona su trabajo, no les interesa conocer otro tipo de terapias o alternativas... Es tarea tuya el sacar el mejor rendimiento posible a cada uno de esos oficiales: para ello, a cada cita con uno de los oficiales tenemos que ir "con los deberes hechos". No se trata de que les queramos dar lecciones, pero sí de que necesitamos comprender y valorar las propuestas que nos vayan a hacer. Un buen especialista puede saber mucho en su especialidad acerca de muchas enfermedades: si trabajas correctamente, pronto sabrás sobre nuestra enfermedad y tu caso concreto más que cualquiera de esos especialistas. Entoces podrás organizar lo que te aporta cada uno de ellos dentro de tu plan general. 8.-
Información es poder. Tenemos muchas fuentes
de información: 9.- Usa buenos instrumentos de medición para saber cómo estás en cada momento. No siempre nos resulta fácil conocer nuestra situación en cada momento: estoy mejor o peor que hace un año, hoy estoy mejor o peor que ayer? A veces nuestra enfermedad puede evolucionar a peor mientras que nuestras sensaciones no son tan negativas. Otras veces vemos muy negra nuestra situación a causa de los dolores, aunque nuestro estado sea objetivamente satisfactorio. Por todo ello, nos interesa conocer lo más claramente posible cuál es nuestra situación en cada momento.
Para ello contamos con estos "sistemas de medición": 10.- Distingue bien las terapias de alivio y las de fondo. Al enumerar los frentes en los que desarrollamos nuestra guerra ha quedado claro que una cosa es "detener o controlar el avance de la enfermedad" y otra distinta "aliviar o suprimir los dolores". Al igual que las terapias físicas y los suplementos, también los remedios para aliviar nuestros dolores tienen gran importancia. Generalmente las medicinas que nos proporcionan los doctores tienen como finalidad aliviar nuestro dolor. Pero por encima de todas las cosas, necesitamos conocer qué es lo que puede parar o controlar nuestra enfermedad. La Espondilitis está asociada a un problema del sistema inmunitario: nuestro organismo se equivoca al interpretar algún mensaje y creyendo que responde al ataque de un enemigo externo lo que hace es atacarse a sí mismo. Casi todo el mundo coincide en que hay un componente genético en nuestra enfermedad (los que tenemos un HLA de número B27 tenemos más probabilidades que los que tienen cualquier otro HLA para contraer la Espondilitis), pero los expertos no se ponen de acuerdo al decidir cuál es el factor que la desencadena, qué es lo que nos ha "encendido" la enfermedad a algunos que somos B27. En
consecuencia, las terapias para controlar o detener la Espondilitis se
centran hoy día en uno de estos dos factores: o intentan manipular
el sistema inmunitario, o inciden en el problema intestinal que "enciende"
ese sistema inmunitario. Quien te haya dicho que nuestra enfermedad no tiene cura ni forma de ser controlada, no te ha contado la verdad: no siempre es fácil, pero puede ser controlada. Si trabajas correctamente y con método, también tú lo conseguirás: ese será tu premio por ser un general inteligente y trabajador. 11.- Los experimentos hazlos de forma ordenada y metódica. Los que sufrimos de una enfermedad crónica probamos a lo largo de nuestra vida muchas medicinas, remedios y terapias, intentando mejorar nuestra situación. Pero para decidir con seguridad si una nueva experiencia te interesa o no, trabaja con método. Infórmate de qué se trata. Ten referencia directa de al menos otro paciente de Espondilitis que lo haya experimentado (y que tú conozcas). Y al probarlo, no lo hagas con dos cosas a la vez. Entre una cosa nueva y otra que quieras probar deja un período de tiempo para cerciorarte de los efectos que te ha producido cada cosa. 12.- Sé generoso. Gran parte de la información y ayuda que encuentres en Internet es un regalo que te ofrecen otros espondilíticos que han leído, visto y experimentado mucho, y que además han trabajado gratis para que tú y yo lo leamos. Son regalos de oro. Todos podemos dar. Ofrece tú también a otros afectados lo que has aprendido o vivido con la Espondilitis Anquilosante: y la vida te devolverá con experiencias y conocimientos de la mano de la persona que menos podías imaginar. |
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